Su consumo estimula la producción de vasodilatadores y mejora la fluidez de la sangre, y la circulación, lo que reduce los riesgos de la hipertensión. Las investigaciones indican que es esencial en la reducción de presión arterial diastólica y sistólica. Debido a sus polifenoles y al ácido oleico, el aceite de oliva es conocido para bajar la presión arterial y reducir así el riesgo de hipertensión.